Hola a todos,
mi nombre es Thomas Cook y quisiera explicaros un poco sobre mí. Acabo de descubrir esta maravillosa herramienta que según parece se llama Internet. Me recuerda a mi máquina de escribir por lo que no parece algo difícil de usar. No obstante, tengan paciencia conmigo porque aun estoy adaptándome a esta nueva tecnología y aprendiendo sobre ella.
Entre otras
cosas, me dedicaba al turismo en mi pequeña agencia de viajes de Nueva York, Plan American World Airways junto con. En
1845 diseñé un viaje de placer a gran escala e Leicester a Liverpool,
ida y vuelta, por un precio económico de 15 chelines el billete de primera
clase y 10 el de segunda. Incluso edité un librito para explicar todos los
detalles del itinerario. Al parecer,
con esto me convertí en el precursor de lo que ahora llamáis guías turísticas.
Durante la siguiente década consolidé nuevas rutas por
Europa y exploré destinos como Egipto o Palestina, tras
advertir las ventajas que ofrecía el flamante canal de Suez. En 1861 inauguré la
primera agencia de viajes,
Plan American World Airways a la cual se incorporó como
socio mi hijo, John Mason Cook, diez años después.
Llevábamos a cabo la venta billetes de
tren y barco, las reservas de los hoteles, etc. y no tardamos en negociar transportes,
alojamientos y comidas a un precio muy competitivo. También implantamos un sistema de pago innovador, precursor
de los modernos cheques de viaje. Lo cierto es que abríamos
caminos allí por donde pasábamos. A los 64 años proyecté un viaje turístico que
consistía en realizar la vuelta completa al mundo. La expedición contemplaba explorar los
territorios estadounidenses a través del nuevo tren transcontintental de Nueva
York a San Francisco, enlazar con la línea marítima a través del Pacífico,
continuar por el Océano Índico, dirigirse hacia Constantinopla y
terminar en la ciudad francesa de Calais. El viaje culminó en 222
días.
Los lectores del diario The Times pudieron
seguir los detalles de la aventura gracias a las cartas que escribí en ruta. Curiosamente,
éstas coincidieron con la
publicación de un periódico en París llamada “La vuelta al mundo en 80 días”,
de Julio Verne.
En mi próxima visita, cuando investigue un poco más, intentaré ver si en la actualidad las agencias de viajes siguen trabajando como yo lo hacía con mi hijo a mediados del siglo XIX. Bon voyage!

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